Aprovechando que para semana santa teníamos las 3 unos días libres nos organizamos un viaje hipermega barato a Galway, ciudad de 70.000 habitantes aprox. situada en la costa oeste de la isla.
El primer día visitamos Connemara. La puedo definir con las siguientes palabras. Paisajes increíbles, tranquilidad absoluta, ovejas, ovejitas, vacas y un conductor que nos hizo el viaje super ameno. Era la alegria de la huerta el hombre.
Visitamos Kylemore Abbey, actualmente es un convento de monjas pero anteriormente era el hogar privado de la familia Mitchell Henry. Él era un adinerado de Manchester que heredó una gran fortuna al fallecer su padre.
Se casó con su esposa Margaret y se fueron de luna de miel a Connemara. Ella le dijo que su mayor deseo sería vivir para siempre ahí y él le compró el castillo.
En un viaje a Egipto ella enfermó y murió. Ambos están ahora enterrados en un mausoleo.
El segundo día estuvimos en los acantilados de Moher. Vistas espectaculares, silencio absoluto en lo alto de la colina y unas alturas, me encantó.
Tal y como podéis ver en la foto hay una placa dedicada a toda la gente que se ha muerto en los Moher.
El tercer y último día recorrimos un poco Galway, para mi parecer no tiene mucho que visitar. Es más bien una ciudad con mucha juventud, universidades y marcha.
Ah, en la primera foto podéis ver el huevo de pascua que me regalaron las niñas, estaba de rechetechupete.
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